domingo, 29 de julio de 2012

IMPORTANCIA DE LAS TÉCNICAS DE ESTUDIO


Si hacemos una búsqueda en internet o en cualquier biblioteca, podremos encontrar abundante información sobre técnicas de estudio y estrategias de aprendizaje. El cometido de este blog es explicarte esos métodos de forma práctica y sencilla. Pero, ¿a quién va dirigido todo esto?

En resumen, cualquier persona que esté llevando a cabo algún tipo de formación, sea joven o adulto, puede beneficiarse de las técnicas de estudio. En esta entrada, nos vamos a centrar en por qué son importantes las técnicas de estudio para los más jóvenes.

Hemos observado que, en muchos casos, los niños se enfrentan a sus primeros exámenes sin haber recibido unas pautas mínimas para el estudio. Los profesores se centran principalmente en impartir su materia y, muy a menudo, se relegan a un segundo plano aptitudes tan básicas como saber elaborar un buen resumen o mapa conceptual, planificar el tiempo, etc.




En pocas palabras, podemos decir que no se “enseña a aprender“.

Es fundamental que el niño disponga de una buena base y de los recursos necesarios antes de sentarse delante de un libro. El fracaso escolar viene dado en la mayoría de las ocasiones por la falta de interés, el miedo al fracaso u otros factores similares. Cada persona es distinta, pero los motivos son bastante comunes. Las estrategias de aprendizaje sirven para ayudarnos, como tutores o como padres, a facilitar que el niño pueda salvar esos obstáculos, tratando cada caso de forma individual.

Las técnicas de estudio se están convirtiendo en uno de los conceptos más importantes en el mundo estudiantil. Después de ver todo el fracaso escolar que se está cosechando en los centros educativos, a los estudiantes les queda la opción de mejorar el rendimiento con normas, trucos, técnicas o recetas de estudio que puedan mejorar claramente los resultados. Las técnicas de estudio son un conjunto de herramientas, fundamentalmente lógicas, que ayudan a mejorar el rendimiento y facilitan el proceso de memorización y estudio. Ante todo es fundamental la mentalización de “tener que estudiar”. Si partimos de la base de que no queremos estudiar el resto sobra. Pero es evidente que ante la situación social la preparación concienzuda para el futuro laboral es algo clave. La organización a la hora de comenzar un año escolar es fundamental. El estudio diario, es casi obligatorio. No consiste en estar delante de los libros dos o tres horas todos los días. Consiste en ver nuestras propias necesidades, analizar en que campos o temas tenemos más problemas, cuales son las prioridades inmediatas (exámenes, y trabajos, presentaciones, etc.), y a partir de ahí confeccionarnos un horario de “trabajo” diario.


El principal problema que afecta a los estudiantes es la falta de método de estudio y de planificación:

-Falta de método de estudio:
A veces el estudiante pasa muchas horas delante de los libros pero tiene la sensación de que son horas que le cunden muy poco.

·         Carecen de un sistema eficaz de trabajo: apuntes incompletos, difíciles de entender; no tienen una visión global de la asignatura; tratan de memorizar repitiendo, sin asimilar; no hacen los deberes en su momento, etc

·         No saben como estudiar una asignatura, no conocen las distintas fases del estudio (lectura inicial, comprensión, subrayado, elaboración de fichas-resumen, memorización, repasos sucesivos, repaso final).

·         Son desorganizados, no tienen fijadas unas horas de estudio determinadas sino que cada día van cambiando. Tampoco tienen un lugar fijo de estudio donde puedan tener todo su material organizado; no cuidan que el entorno sea suficientemente tranquilo.

·         Pierden mucho el tiempo, la mayoría de las veces inconscientemente: se levantan frecuentemente, leen y vuelven a leer pero sin profundizar, estudian con los amigos pero sin aprovechar el tiempo, etc.

-Falta de planificación:

·         No saben organizar el tiempo disponible, lo que se traduce, cuando se acercan los exámenes, en la sensación de que les ha “pillado el toro”.

 Comenzó el curso, pensaban que quedaba mucho tiempo hasta los exámenes pero el curso ha ido pasando rápidamente y cuando quieren reaccionar es ya demasiado tarde, no hay tiempo de preparar bien las asignaturas.

·         A veces son estudiantes que llevan medianamente bien las asignaturas, pero que no saben planificar las semanas de los exámenes, ver con que tiempo cuentan entre examen y examen para repasar. Se les termina amontonando el trabajo, no disponen del tiempo suficiente para los repasos necesarios y terminan suspendiendo asignaturas que conocían pero a las que les ha faltado una última revisión.


-No llevan la asignatura al día: 

·         Son alumnos que van estudiando, pero siempre por detrás del ritmo de la clase, con varias lecciones desfasadas. Esto les dificulta seguir las explicaciones del profesor, desaprovechando esta primera y fundamental toma de contacto con la materia.
Como tampoco han resuelto los deberes del día, sino que van varias lecciones por detrás, las correcciones en clase apenas les aporta algo.
 

-Falta de ambición:
Muchos estudiantes se contentan con aprobar las asignaturas y pasar al siguiente curso, no se plantean lograr notas brillantes, lo que se traduce muchas veces en la ley del mínimo esfuerzo (hacer lo necesario para aprobar y nada más).
Esto les deja sin margen de seguridad. Si un estudiante se prepara pasa a obtener como mínimo un 8, si el examen le sale mal es muy probable que obtenga al menos un 5 o un 6, con lo que habrá aprobado. Si por el contrario se prepara para obtener tan sólo un 5, si le va mal el examen es probable que termine con un 3 o un 4, suspendiéndolo
.

En definitiva, si el niño aprende desde el inicio a planificar y organizar correctamente su estudio, a la larga lo tomará como algo natural y no como un castigo. Si conseguimos esto, habremos dado con la clave del éxito.







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