La supervivencia del bebé depende de las atenciones y
cuidados de sus progenitores. Los bebés corresponden prontamente a las
emociones de los adultos y exhiben otras tantas expresiones reconocibles por éstos.
Esta afinidad emocional, unida a otros dispositivos tempranos y a la propia
sensibilidad de los cuidadores, permite que entre ambos se establezca un vínculo
afectivo conocido como APEGO.
La función esencial de dicho vínculo es procurar la
supervivencia y cuidados del bebé. Cuando el vínculo está bien establecido se
manifiesta en conductas orientadas a mantener la cercanía y el contacto con las
figuras de apego, en especial, en aquellas situaciones que son percibidas como
amenazantes.
TIPOS DE APEGO
Se considera que un niño tiene un APEGO SEGURO cuando
disfruta de los juguetes en presencia de su madre, pero detiene su exploración
cuando ella abandona la sala. Es fácil observar que estos niños se alegran de
la proximidad de la madre y que recuperan la tranquilidad y la exploración
cuando ella regresa.
Entre los APEGOS INSEGUROS se suelen distinguir dos tipos:
-
El APEGO EVASIVO O EVITANTE supone el patrón inverso al
apego seguro. A estos niños no parece causarles ansiedad la salida de la madre
y tampoco tienden a saludarla cuando regresa. Por tanto, su reacción no es muy
distinta a la que muestran ante el extraño y los únicos signos externos de
ansiedad surgen cuando se les deja solos.
-
En el APEGO RESISTENTE los niños exhiben un alto nivel
de ansiedad incluso en compañía de la madre. Su abandono de la sala es
contestado con gritos y protestas, y cuando ella vuelve se muestran muy
enfadados.
El APEGO DESORGANIZADO O DESORIENTADO ha costado más de dos
décadas de acumulación de datos para describirlo. En este caso, los niños que
se incluyen aquí tienen una conducta difícil de describir. Su comportamiento es
inestable y contradictorio y no parece responder a ninguna organización lógica.
Este patrón atípico es más frecuente en niños que han sufrido alguna
experiencia de maltrato. Se cree que el temor y la falta de coherencia que
expresan estos niños responden a las reacciones imprevisibles y atemorizantes
del adulto.
De todos los vínculos de apego, parece innegable que el tipo
seguro es el que expresa con mayor claridad un equilibrio óptimo entre la
exploración del entorno y la búsqueda de seguridad. A su vez, es el vínculo que
mejor refleja la confianza del niño en el adulto y el que presenta mayores
probabilidades de asociarse con una adecuada competencia social en el futuro.
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